Pan de la última hornada

Italia, marketing, producto...

Las huellas pueden ser tan referentes y clarividentes que muchas veces llega a sobrar todo lo demás. Nunca uno sabe a donde va a llegar ni lo que le está faltando por ver. Y la verdad es que en este caso, el mejor de todo, lo que realmente esperas que pase con todo, es que sorprenda, y que sorprenda para bien.

Y claro para eso ni falta hacen grandes elocuencias, ni que lo que haya detrás sea lo mejor del mundo. Estoy seguro de que muchos de vosotros estaréis preguntándoos de que rayos estoy hablando. Pues algo tan simple y tan difícil de marcar la diferencia. Ser diferentes, sí. Sí, eso con lo que yo siempre me siento tan identificado. La sensación de que cuando llegas estás muy descolocado ya que ves encanto donde antes ni lo habías imaginado. Ves mejores los productos de lo que realmente son y tienes una sensación de que la elegancia y la finura baña casi todo. Bien Italia, bien.

Fornaio Beretta, en Como, a la orilla del Lago
Fornaio Beretta, en Como, a la orilla del Lago

Fue un viaje corto, de estos casi relámpago. Un poco así de pronto, cuatro días en diferentes ciudades. Exprimidos los mismos hasta la extenuación y aprovechados hasta el límite de que llegué cansado, satisfecho y con una sensación de ganas de volver tan grande que incluso pensé que en alguna de aquellas ciudades sería un buen lugar para vivir. Y esto dicho de un de Compostela, con la morriña a flor de piel... es mucho decir.

Ya después del asentamiento y de la vuelta a la rutina me di cuenta, ya ahora entrando en materia, de que las panaderías y pastelerías italianas no tienen un nivel general por encima del nuestro. Y ahora hablo de producto, y casi aseguraría que la calidad del pan está bastante por debajo del mejor pan que hacemos aquí. Y también podría atreverme a decir que la repostería no es mejor que la nuestra. Algunos dulces como el Panettone sí que marcan la diferencia, los helados o elaboraciones como el tiramisú. Sí. Seguramente hay más. Pero no están por encima de otros productos típicos que se hacen en Galicia. En cuanto a los salados ellos tienen las pizzas, que son fabulosas, pero nosotros tenemos las empanadas. Así que tampoco es que haya tanta diferencia en calidades.

Pero claro, la cocina italiana es conocida y valorada a nivel mundial. Las pizzas se comen en la mayor parte del planeta. Las chapatas unos de los mejores panes valorados por los expertos. Y nosotros, seguimos aquí. Orgullosos de nuestro producto, ya que tampoco conocemos otros. No, por que no nos interesamos por lo que hacen fuera. Somos tan nuestros, tan de este reducto inescrutable que se llama Galicia, tan amantes de la materia prima que parece que ya no necesitamos más. Y la cosa no va de eso. Los tiempos cambian y los ojos tendremos que abrir si queremos avanzar. En Italia ví como se presentaba el producto de manera sencilla y elegante, como se potenciaba la venta rápida y eficiente. Como las tiendas marcan un estilo propio de una marca y la actualidad y la vida propia de las ciudades también se ve reflejada en la manera de vender y de la diversidad de los productos que hay en las panaderías. Y alguno piensa que se para ver esto hay que ir a Italia... pues no lo sé pero lo que sí que veo es que ellos lo hacen muy bien.

¿Qué os parece si seguimos conservando la calidad del producto que hacemos aquí y comenzamos a pensar en el marketing italiano?

Calidad, finura y elegancia... yo me apunto.