Pan de la última hornada

Panadero por un día...

Los panaderos pillados con las manos en la masa
Los panaderos pillados con las manos en la masa

Seguro que no soy la mejor persona para opinar. Pero a mí, a fin de cuentas, me encantó.

Llevo años hablando con gente, recibiendo y atendiendo visitas. Enseñando lo que hacemos en nuestro obrador tanto a profesionales como a gente curiosa por este oficio. Y la conclusión a la que llego siempre es que lo que más gusta e impresiona es la sinceridad. No deja de sorprenderme. Hablar con sinceridad de lo que se hace, enseñarlo con toda la franqueza y demostrar que para hacer un buen pan no hay más ciencia que la honestidad, las materias primas, el saber hacer y el tiempo. Y repito, sigo sorprendiéndome, cada día más de que la sinceridad sea lo que más mola de todo.

Las plazas estaban agotadas desde hacía tiempo. Significa que la gente sí que tiene un interés por el mundo del pan. En Con Moita Miga ya fuimos conscientes.

Y nada sin más ciencia y complicación, lo que hicimos fue a aprender a hacer pan. Sentirnos panaderos por una tarde y entrar de lleno en una mini jornada de trabajo de una panadería. Amasamos a mano y esa masa, cada "panadero por un día", la llevó para cocer en casa. Mientras formamos, fermentamos, cortamos, incluso empiruchamos una masa que ya previamente amasara yo. Y sin más. Todo muy simple, muy sencillo, muy de poder hacer en casa.

El ambiente de los aromas, del tacto, de ver esas masas...  Masas de un 80 % de hidratación, lo menciono por que trataron masas de un 80 % de hidratación (ahí lo dejo). Y salió pan, un pan con nombre y alma de cada uno de ellos. Los "panaderos por un día" dejaron su huella para siempre jamás en el I Taller de Pan da Moa.

Simple y sinceramente, gracias.